jueves, 17 de diciembre de 2020

 





Aunque no es tan famosa como otras autoras japonesas clásicas, Tayo-jo ha dejado una huella imborrable en la historia del haiku japonés.

Nació en 1776 en la localidad de Sukagawa, en el seno de una numerosa familia tradicional dedicados a la fabricación de cerveza de arroz. Su infancia transcurrió en un hogar feliz junto a sus siete hermanos, su madre Taka y su padre Yoshitsuna, mientras ayudaba en el negocio familiar y recibía una esmerada educación.

Contrajo matrimonio y tuvo tres hijos, pero a los 31 años de edad ella enviudó repentinamente y su vida cambió por completo. Se dedicó al negocio familiar y a criar a sus hijos, además de lidiar con otros problemas que se le presentaron y que le pasaron factura; su salud se vio seriamente afectada.

Un poeta amigo que vivía cerca de ella, Ishii Ko, la introdujo en el arte del haiku y, gracias a ello, poco a poco recuperó la salud. Se convirtió en una gran estudiosa y practicante de haiku, admirando profundamente a Matsuo Bashô.

A los 48 años decidió marchar a Edo para seguir estudiando y llevar una vida más independiente, algo complicado en la época feudal. Enseñó haiku durante toda su vida y dejó escritos unos 4000.

Su colección más importante es “Asaka Ichishu” y muchos de sus haikus se encuentran en los libros escolares de Japón. De hecho, durante 25 años, desde el primer año de la Era Taisho, los niños de todo el país han cantado uno de sus haikus, incluido en el himno del Ministerio de Educación “Fuji no Hana”

Cuando cumplió los ochenta años, Tayo-jo hizo grabar, en el templo Juunen-Ji, en su localidad natal, un haiku de Bashô que el maestro había escrito durante su visita a Sukagawa1 dedicado a los plantadores de arroz.

Hasta los 90 años, edad a la que falleció, siguió practicando haiku. Dos de sus hijos han seguido sus pasos.


yuku mo kuru mo mina harukaze no tsutsumi kana

Gente que viene, gente que va,

es todo viento de primavera

en las zanjas de los arrozales



sorezore ni na mo arige nari moyuru kusa

cada uno debe tener su nombre,

los pastos verdes

que arden



Herons (egrets) in the snow", Koson Ohara (1877-1945)

shira-sagi no nakazuba yuki no hito maroge

la garza blanca...

si no fuera por su voz,

sería nieve


chinchooge yoru mo kakurenu nioi kana

El chinchooge

no se puede esconder, ni siquiera de noche...

¡La fragancia!

El 'chinchooge' es un arbusto en flor, con un olor extremadamente fuerte y dulce.


kakururumo subayaki kiji ya kusa no kaze

Un faisán

se ha apresurado a ponerse a cubierto,

viento en los pastos.



ikisugite ware mo samui zo fuyu no hae

vivir demasiado tiempo,

yo también tengo frío

¡Oh, mosca de invierno!


zen-doki o oboete kuru ya suzume no ko

jóvenes gorriones,

parece que han aprendido

cuando es la hora de la comida.




hi no sasu ya sugima ni miyuru karasu uri

rayos de sol -

entre los pinos vemos

calabazas de serpiente


tsui ni yuku michi wa izuku zo hana no kumo

¿dónde está

este camino final?

nubes de flores de cerezo




1: https://www.city.sukagawa.fukushima.jp/shisei/rekishi/jinbutsuden/1002508.html


Leticia Sicilia 2020©




8 comentarios:

  1. Qué bueno, Leti, me ha encantado, muchas gracias!

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    1. Gracias a ti Grego, me alegra que te haya gustado esta pequeña muestra de la obra de Tayo-jo.
      Un abrazo.

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  2. No la conocía. Me ha gustado mucho leerla. Gracias.

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  3. Que buena selección, uno más bello que otro. Gracias Leti por acercarnos a esta haijin tan poco conocida.

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  4. Magnífico articulo y exquisitos poemas. Gracias. Feliz año.
    Elías

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    1. Muchas gracias por detener tu paso aquí.

      Feliz Elías.

      Un abrazo.

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