domingo, 11 de septiembre de 2022

Haikus de Ishida Hakyo (1913-1969)

 


Ishida Hakyō nació el 18 de marzo de 1913 en Matsuyama, prefectura de Ehime. Asistió a la Escuela Media de Matsyama, donde se habían formado numerosos poetas de haiku y otros autores, y ya en cuarto curso publicaba sus propios haikus en los periódicos locales.

Ishida recibió una profunda influencia de Katsushika (1930), la colección de haikus de Shūōshi Mizuhara. Se trasladó a Tokio y comenzó a colaborar con la publicación de Shūōshi, Ashibi, llegando a ser editor de la revista. También comenzó a estudiar literatura en la Universidad Meiji.

En 1935, con 22 años, publicó su primera colección de haikus, Ishida Hakyō kushū. Mientras seguía colaborando con Ashibi, en 1937 se convirtió en el editor fundador de su propia revista, Tsuru ("Grulla"). Finalmente, rompió con el grupo Ashibi y se unió a la Nihon Bungaku Hokokukai ("Asociación Patriótica para la Literatura Japonesa")

Ishida fue reclutado en 1943 por el ejército japonés y sirvió en una unidad de palomas mensajeras en el norte de China. Su servicio sólo duró unos meses hasta que contrajo pleuresía y fue dado de baja. Sufriría por esta enfermedad el resto de su vida.

La posguerra no fue más fácil para Ishida y su familia, ya que se vieron obligados a vivir en una choza en las ruinas de Tokio. Escribió varios poemas que describen la desolación de la posguerra. Ishida fue sometido a dos grandes operaciones y estuvo hospitalizado de 1948 a 1950 y publicó una colección de quinientos haikus titulada Shakumyō ("Aferrarse a la vida") sobre su experiencia.

 Ishida llegó a publicar siete volúmenes de haiku. Recibió el Premio Yomiuri en 1954.

Falleció el 21 de noviembre de 1969.

 

Durante muchos otoños,

no he visto lshizuchi,

no he visto a mi madre.

 

 

A lo largo del camino hacia el manantial

qué tranquilo es

caminar detrás de otros.

 

 

 

Junio verde, ruinas de la guerra...

una mujer se sienta

en una estera desgastada.

 

 

 

Colorear entre los árboles,

el siguiente pabellón

La luz del árbol sagrado.

 

 

 

El salmón salado

las lágrimas saladas,

la Navidad.

 

 

 

viento y nubes

jugando un poco -

solsticio de invierno

 

 

Esperando el autobús,

la primavera en la avenida

no se puede dudar.

 

 

 

gansos salvajes...

todo lo que queda

es la belleza.

 

 

El águila en la jaula

cuando está solitaria

bate las alas.

 

 

 

Triste cola

para la vacuna de la viruela

sobre las ruinas.

 

 

 

Blancas manos,

todas de enfermos,

sobre el fuego de hojas caídas.

5 comentarios:

  1. Gracias, Leti, por esta nueva entrega.
    ¡Cuánto drama en la vida de Ishida! Y, sin embargo, ¡cuánta entrega al haiku! Algunos realmente estremecen:

    Blancas manos,
    todas de enfermos,
    sobre el fuego de hojas caídas.

    ¡Qué realismo conmovedor!

    Otro gracias, amiga.
    Un gran abrazo.

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  2. Perdón, Leti.
    Por error mi comentario aparece como de Anónimo.

    Otro abrazo.
    Tu amigo Juan Carlos

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  3. Respuestas
    1. Muchísimas gracias por detener tu paso aquí querido Jorge. Un abrazo grande.

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