domingo, 30 de abril de 2023

Haikus de Dakotsu Iida

 


Iida Takeji (seudónimo literario Dakotsu, 1885-1962) nació en la prefectura de Yamanashi, en el seno de la familia de un acaudalado terrateniente, donde la literatura había sido respetada durante generaciones.  

Se interesó por la poesía a una edad temprana, leyó muchas obras de Basho y comenzó a escribir poemas. 
Empezó a escribir haiku a los diez años, soñando con convertirse en poeta. Aunque Takeji, como hijo mayor de la familia heredaría la granja y se quedaría en la provincia para siempre, en 1905, con el permiso de su padre, se marchó a Tokio e ingresó en la Facultad de Letras de la Universidad de Waseda.
Pronto conoció a Takahama Kyoshi. Desde el principio, Kyoshi, apreciando mucho el potente talento del joven poeta, intentaría introducirle en su visión de la naturaleza. Dakotsu publicó sus primeros poemas serios en Hototogisu y al cabo de un tiempo se convirtió en miembro de pleno derecho (el más joven) del selecto club de poesía fundado por Kyoshi.


Contribuyó con sus haikus a todos los periódicos y revistas importantes ganando cada vez más reconocimiento entre los compañeros poetas. Sin embargo, estos poemas seguían careciendo de la sencillez, naturalidad y fuerza interior que característico de las obras posteriores de Dakotsu.

Escuchando las críticas, Dakotsu trabajó duro en su estilo y se convirtió en director de la revista Unmo en 1917.
De pronto Kyoshi anunció que se retiraba del mundo del haiku y se dedicaría exclusivamente a la prosa, este acontecimiento coincidió con el llamamiento del clan de la familia Iida al heredero para que que regresara a Yamanashi y cumpliera con sus responsabilidades en la granja.
Tras algunas vacilaciones Dakotsu aceptó la petición de sus parientes y abandonó sus actividades en Tokio, se despidió de sus amigos y regresó a la provincia.
A partir de ese momento entró en un largo periodo de vida dedicado a la contemplación de la naturaleza, que describe en cientos y miles de bellos poemas. Cuando cinco años más tarde recibió la noticia de que su maestro Kyoshi había vuelto a la composición de haiku, ya no soñaba con la vida en la metrópoli y se consideraba a sí mismo como un bardo rural, un poeta de montañas y ríos:


no lejos, en la gran Edo
ya las calles son como brocados-
y aquí las hierbas se han marchitado...


Las hojas de boniato cubiertas de rocío-
tan distintas son las formas
de las montañas lejanas



Redonda como la misma luna,
una nube oscura cubre
la cara de la luna...


El comienzo de la primavera
el tenue resplandor de los faroles
ilumina la fiesta en el jardín...


La noche de luna nueva-
un niño toca su pipa de pastor
para la luna...


Aunque los escritores nunca se conocieron en persona, la poesía de Iida Dakotsu se acercó a la de Akutagawa Ryunosuke.

Un día de otoño.
Las bayas de bambú caen
sobre mi valla...

En el césped de un jardín
están tan cerca
los arbustos de azalea...

Las lluvias de primavera...
la madera bajo el alero
se cubre de hojas verdes...




La vida tranquila en la provincia enriqueció la paleta de Dakotsu con todos los colores de la naturaleza y dio a su poesía la vitalidad primordial a la que muchos poetas de haiku que viven en una gran ciudad sólo pueden aspirar.


A lo lejos
el viento sopla en los barrancos boscosos.
La nieve se derrite...

A través del crepúsculo invernal
la voz de un milano en la distancia-
Monte Ioe...

En una cesta de bambú
la púrpura del caluroso verano indio-
las flores silvestres...



La primera colección individual de Dakotsu, Refugio en las montañas (Sanro-shu), no se publicó hasta 1932. Le siguieron varios libros: El prado mágico (Reishi, 1937), Un eco en las montañas (Sankyo-shu, 1940), y muchos otros. Su última colección de haikus se publicó el año de la muerte del poeta (1962)

Cuando murió fue su hijo Ryuta quien le sucedió como director de Unmo.

atrapé una cigarra
la miré a los ojos y vi que allí
el otoño se acerca...


Las estrellas de otoño...
su luz azul verdosa
sobre un paso de montaña...



Limpiar el campo para la primavera
con un bebé a la espalda
una campesina...


Horneando las batatas-
tan profundo es el cielo azul
sobre la hoguera en el campo...



Una tarde de primavera
un leñador está pensando en algo
en un tocón recién hecho...


Arando en primavera-
Un látigo se agita a la luz de la luna.
El viento sopla más fuerte...



A través de la oscuridad de la noche
Suena de valle en valle
El tañido de la campana...


Cometas, gaviotas,
velas cubiertas de niebla-
esta vista del puerto...


La meseta duerme.
En la noche las cigarras dejaron de llorar.
Fuji en el cielo...



En una noche con rocío
las montañas parecen
vecinas de al lado

 

Atardecer en la nieve
es como una carta leída
muchas veces.



Inumerables estrellas
Parecen algas flotando
En mi mente


Como una ráfaga
de aire fresco
llega un hombre



chillan a la luna
en el día de sanpuku ...
cormoranes salvajes










Fuentes consultadas:

- Alexander Dolin, The fading golden age of Japanese poetry, 2015.©

- Wikipedia.org

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