jueves, 3 de agosto de 2023

 


Kawahigashi Hekigodo (1873-1937) fue, junto con su amigo Takahama Kyoshi, uno de los alumnos más destacados del gran maestro del haiku moderno Masaoka Shiki. Hekigodo nació en Matsuyama y era hijo de un erudito confuciano.

Quizá la mejor palabra para describir a Hekigodo sea "inquieto". Practicó el alpinismo, la caligrafía y la danza Noh, viajó a Europa, Norteamérica, China y Mongolia, y escribió periodismo, crítica literaria y social y poesía. A la muerte de Shiki, en 1902, Hekigodo le sucedió como editor de las páginas de haiku en el periódico Nihon (o Nippon) y durante un breve tiempo fue la figura más importante del mundo del haiku japonés.

Una de las innovaciones radicales de Shiki fue abandonar todas las reglas para escribir haiku, excepto el recuento de 5-7-5 onji y el kigo, o palabra de temporada. Hekigodo llevó el experimento un paso más allá y abandonó el recuento de 17 onji en favor del haiku de "verso libre".

Mantuvo el kigo porque consideraba que era una conexión esencial con el mundo natural.

Años despues se dedicó cada vez más al estudio del haiku tradicional, especialmente el de Yosa Buson.

Entre las obras de Kawahigashi se encuentran dos libros de comentarios, Haiku hyōshaku (1899) y Shoku haiku hyōshaku (1899), y la colección de haiku Hekigotō kushū (1916)

Hekigotō Kawahigashi murió el 1 de febrero de 1937.


Desde una bañera

arrojo agua al lago -

aparece un ligero lodazal.



Fuegos artificiales lejanos

que suenan, por lo demás

no hay nada



Camelia roja

camelia blanca

cayendo




El chapoteo

el agua del mar de la primavera choca contra

la puerta torii del santuario.



Lo enredan yedras

y lo enredan glicinas,

y el pino suena al viento.




Arranco una planta.

Su profundidad y su blancura

me duele



El primer trueno.

Es probable que sacuda

el puesto de muñecas escalonadas.




La nieve ligera

el hielo sin rastro

en el lago.



Rodilla con rodilla

la luna brillaba

qué frescor.



Un ayunante

ansía agua a medianoche,

un relámpago.




Arañando el vacío

yace el cadáver de un cangrejo:

montañas de nubes




En la tenue luz del alba

un árbol que florece en blanco,

el campo salpicado de rocío



Florecen las rosas de montaña,

chicas de fábrica en las ventanas

de una casa de vecindad



Después del motín...

una noche

noche de luna


Frío primaveral

una nube sin raíces

sobre el arrozal



Delante de la puerta del templo en la montaña
las nubes pasan jubilosas.
Equinoccio de primavera.

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