Takaha Shugyo nació en la
montañosa prefectura de Yamagata, Japón, el 5 de octubre de 1930.
Debido al trabajo de su padre,
pasó su juventud en Onomichi (Mar Interior). Comenzó a escribir haiku a los 15
años, estudiando con Yamaguchi Seishi y Akimoto Fujio. Recibió el Premio a los
Jóvenes Poetas del Ministerio de Educación en 1965 por su colección de haikus
Birth y, en 1975, el Premio de Arte del periódico Mainichi .
Es fundador y director de la
revista de haiku KARI, creada en 1978. En 1979 dimitió de la empresa para la
que trabajaba desde que se graduó en la universidad y fundó un grupo de haiku y
comenzó a ganarse la vida como seleccionador y comentarista.
Desde entonces se dedica al
haiku, orientando en la composición de haiku a los miles de miembros de la
Sociedad de Haiku Kari y publicando una revista mensual con el mismo nombre.
Es el presidente de la Haijin
Kyokai (Asociación de Poetas de Haiku), que es la mayor asociación de poetas de
haiku de Japón y cuenta con unos 14.000 miembros. Takaha Shugyo ha desempeñado
siempre un papel central en el mundo del haiku japonés contemporáneo y, al
mismo tiempo, ha sido un entusiasta exponente del arte de componer haiku en el
extranjero. También es director ejecutivo de la HIA, juez de haiku del
periódico Mainichi y del concurso nacional de haiku de la televisión NHK,
director de la Asociación de Escritores de Japón y ha ganado muchos premios por
sus haikus.
Como poeta profesional de
haiku, se sabe que juzga unos 30.000 haikus cada mes. Eso supone unos 1.000
haikus al día, sólo los que juzga, la mayoría para su publicación. Incluso ha
escrito un poema sobre este increíble logro:
el
canto de los grillos de los árboles-
después
de haber juzgado
mil
versos en un día
desde
el rascacielos
el
fresco verdor de los árboles
como
el perejil
los
gansos parecen volar hacia el sur-
la
llama de la vela
sigue
parpadeando
camelias
caídas-
si yo
fuera una,
me
lanzaría al torrente
¡Oh!
la mujer de alguien
llevando
patines de hielo
con
las cuchillas mojadas
Un
solo árbol,
un
corazón tallado en su tronco,
florece
prematuramente...
sudor
en mayo-
demasiado
hermoso
para
limpiarlo
calor
de otoño-
las
jaulas se agitan
en el
mercado de aves
un
caballo llena
el
pesebre del establo
Navidad
Dentro
de la cáscara agrietada
de una
nuez
una
habitación vacía
Tráeme
un carámbano
que
brille con las estrellas
del
norte profundo
Muchas gracias Leti por la entrada. Como siempre muy interesante. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo, un abrazo.
EliminarGracias. Aunque hace falta colocar el texto original. 🤗
ResponderEliminarGracias por leerlo. Un abrazo.
EliminarMuy buen trabajo, querida amiga. Como siempre.
ResponderEliminarGracias por presentarnos, una vez más, la situación del haiku contemporáneo en su propia cuna.
Lo mejor para ti, Leti.
Un gran abrazo.
Muchas gracias querido Juan Carlos, un placer compartir.
EliminarUn abrazo.
Qué maravilla, Leti, me han encantado!
ResponderEliminarMuchas gracias por toda tu labor y por compartirlo.
Un abrazo grande.
Muchísimas gracias Grego, me alegra que te hayan gustado.
EliminarUn cariñoso abrazo.