La tarde va llegando a su fin. Las escasas nubes tienen ese
tono tan especial que el sol les confiere antes de desaparecer. Las plataneras
lucen grandes racimos verdes apuntalados por estacones. En una de esas
plataneras, sobre uno de los racimos, hay un nido.
Dentro, entre ramitas y hebras de musgo, tres huevos azulados. Justo en ese momento
llega un mirlo y se posa suavemente. Su pico parece llevar el último retazo de sol.
Viento del sur,
la flor de la platanera
rozando el suelo.
Poco a poco las sombras se van difuminando, llega la oscuridad, y allí sigue el mirlo, junto a esos huevos del mismo azul que el mar que nos rodea.
Entre los plátanos,
el silencio del mirlo
bajo la luna.
Pues una preciosidad Leti, que quieres que te diga!
ResponderEliminarBsss
j
Muchas gracias J. eres muy generoso.
EliminarBesos.
Una belleza Leti, no hace falta agregar mas palabras a este instante tan lindo.
ResponderEliminarbeos
Me alegra que opines así de este momento. Muchas gracias Karin.
EliminarBesos.
Gracias, gracias.
ResponderEliminar_/\_
Gracias a ti Gorka por detener tu paso en este momento.
EliminarUn abrazo _/\_
Oooooh ¡¡
ResponderEliminarGracias Leti.
El mérito es de ese precioso mirlo que me permitió vivir tan lindo instante.
EliminarMuchas gracias _/\_
Precioso Leti, llegan las sensaciones que viviste como si las estuviera viviendo yo también, muy hermoso el momento, el haibun y los haikus
ResponderEliminarUn abrazo amiga
Gracias amiga, es muy lindo lo que dices y me alegra mucho.
EliminarUn cálido abrazo.
¡Qué belleza tan delicada la de esta entrada!
ResponderEliminarGracias Ana.
EliminarUn abrazo.
Muy hermoso el haibun Leti. Gracias por permitirnos mirar a través de tus ojos un momento tan especial.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias a ti Momiji.
EliminarUn abrazo.