En la casa todos duermen desde hace rato. Salgo a la terraza donde el aire fresco eriza mi piel. Enfrente, en la ladera del monte, parpadean las luces anaranjadas de las viejas farolas, bordeando el sendero.
El aroma de las flores es intenso, mezclado con el olor de la tierra, del campo. Durante unos minutos cierro los ojos y aspiro profundamente. A lo lejos, un perro aúlla. Miro al cielo, sin nubes esta noche de primavera. En silencio, las estrellas titilan en la inmensidad del universo. Mi cuerpo se hace más y más pequeño...
La luna nueva...
el viento trae sonidos
desde la oscuridad.
Querida Leti:
ResponderEliminarQue bella descripción de ese momento. Sensible y ensoñador...casi melancólico, pero dulce.
Me recuerdas a Pablo Neruda cuando dice...
"...y las estrellas titilan a lo lejos..."
Gracias por compartir esta dulzura.
Namasté!!! _()_
Ante la magnificencia del universo nos sentimos pequeños y a la vez inmensos!
ResponderEliminarMuy bello y sugerente haibún
ResponderEliminargracias por compartirlo
Un Beso
¡Hermoso, Leti! Sencillamente, hermoso.
ResponderEliminarY profundo.
"...soy una ínfima porción del universo contemplándose".
Un beso.
Queridos compañeros de camino, gracias por tan lindos comentarios. Qué hermoso es compartir estos instantes y llegar al corazón de otras personas.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo.
Como dice Juan Carlos y voy a reptir sus palabras textualmente:
ResponderEliminar"¡Hermoso, Leti! Sencillamente, hermoso.
Y profundo."
mi cariño,
Verónica
Gracias de nuevo Verónica. Es un honor para mi que me acompañes.
ResponderEliminarUn beso.
El honor es mío!
ResponderEliminarmil besos!