miércoles, 26 de marzo de 2025

 




Takahashi Awajijo (1890-1955) fue una destacada poetisa japonesa de haiku, famosa por sus contribuciones a la literatura de haiku de principios del siglo XX. Nacida en Kobe, comenzó a componer haiku en su adolescencia. Tras completar su educación en la Escuela Femenina de Ueno, en Tokio, se casó en 1913, pero su marido falleció al año siguiente, poco antes del nacimiento de su hijo.
Tras esta pérdida personal, Takahashi se dedicó más seriamente al haiku, estudiando inicialmente con el estimado poeta Takahama Kyoshi y participando activamente en la revista literaria «Hototogisu». En 1924, inspirada por un viaje por la región de Kansai y conmovida por la vista de la isla de Awaji desde la bahía de Akashi, adoptó el seudónimo de «Awajijo».

Al año siguiente, se convirtió en discípula de Iida Dakotsu y se unió al círculo literario «Kirimu».
Los haiku de Takahashi son célebres por su elegancia y profundidad, y reflejan las influencias de poetas como Matsuo Bashō y Yosa Buson. Sus obras a menudo capturan la belleza efímera de la naturaleza y las sutilezas de las emociones humanas.

Murió en 1955, a la edad de sesenta y cuatro años.


desolación invernal

lo que habla es

el pájaro enjaulado



guardando las agujas de fin de año

camino hacia el templo

entre ráfagas de nieve.


   Las caderas de los niños

ligeramente dobladas -

actuación de muñecos de marionetas



día de la memoria del terremoto -

a la hora de comer mi corazón

está tan triste



buen tiempo de otoño -

el calor de la piel

de Jizo Bosatsu



Mar de primavera.
todo el día, las olas
meciéndose suavemente.



La fresca luz de la luna
acercándose a la orilla,
el sonido de las olas.



Las glorias de la mañana...
de día, ¿dónde esconden
sus tonos brocados?


Con todo el corazón

se enciende y vuela

la luciérnaga.



Lluvia repentina
justo cuando termina
tu paraguas me encuentra.


Lavarme el pelo.
Lavando también
mi corazón


Flor de melocotón,
mi ropa de todos los días
mi corazón de todos los días


Vestido de seda ligera
sin anillo en mi dedo
desde...


Viviendo en soledad,
temprano a la cama con la nieve
va la joven esposa.


A la aldea montañosa,
de lejos han venido
los huéspedes de Año Nuevo.


En mi puerta,
niños de otros juegan
cantando canciones de pelota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario