Takuboku Ishikawa
Nace
con el nombre de Ishikawa Hajimeen en 1886, en plena Restauración
Meiji, en Iwate, al norte de la isla de Honshū, como hijo de un
bonzo budista de la secta Zen. Su seudónimo Takuboku significa
“árbol que susurra”.
En
el colegio rápidamente destacó como un niño prodigio, pero al
pasar al instituto cambió este título por el de alumno más
holgazán.
En
los últimos años de secundaria se hizo miembro del grupo poético
Shinshisha (Asociación de Nueva Poesía), fundado por Yosano Tekkan
(1873-1935).
Mis maestros y amigos
riñen sin saber
que este misterio
de mi holgazanería
tiene su porqué.
Takuboku mantendrá una especial relación tanto con Yosano Tekkan, como con su mujer, la poetisa Yosano Akiko, sobre todo al comienzo de su carrera poética, participando en la revista fundada por Tekkan, Myōjō, referencia en el movimiento de la Nueva Poesía japonesa, liberado de la tradición de la lírica japonesa y sus estrictos formalismos. Aquí publica algunos tankas bajo el nombre de Hakuhin Ishikawa.
Al poco tiempo cae enfermo y vuelve al pueblo a recuperarse. El padre del poeta, Principal del templo de Sibutami, es destituido de su cargo por malversación de fondos y por ello Ishikawa ha de asumir en ese momento las riendas del hogar.
En 1905 aparece su primer libro de poemas, Akogare (Anhelos) gracias al apoyo económico de sus amigos de la escuela secundaria.
Se trataba de una colección de poemas que se
adscribían a la
corriente de la
Nueva Poesía,
ese movimiento al que hemos hecho mención anteriormente,
caracterizado por la influencia de la poesía europea, marcando una
ruptura con la poesía japonesa tradicional a partir de una longitud
variable y versos libres.
Ese mismo año el poeta se casaría con la mujer de la que siempre estuvo enamorado: Setsuko Horiai, aunque no sería la única mujer de su vida. Se establece en Morioka donde continúa con sus actividades literarias. La pobreza y los problemas de dinero acarrean su vida y se ve obligado a ir a Sibutami donde obtiene el puesto de maestro de escuela. Un año más tarde nace su primera hija llamada Kioko. Empieza cada vez más a involucrarse en los movimientos sociales organizando huelgas y protestas, teniendo siempre una identificación con los oprimidos, cuestionando las injusticias. Esta situación no es bien vista por las autoridades y lo acusan de ser un revolucionario, siendo expulsado de su pueblo.
Echado a pedradas
salí de mi pueblo.
Aquella pena
nunca se me borra
de mi pensamiento.
Parte a Jokkaido dejando a su familia. Allí se desempeñaría como maestro de escuela y como periodista y se enamora de la joven maestra Chieko Tachibana pero no es correspondido.
Hay algunos días
que al pensar en ti
mi corazón,
sereno hasta entonces,
se echa de pena a bullir.
En el mes de septiembre de ese mismo año sucede un incendio que destruye el colegio y el periódico donde trabajaba Takuboku. Durante unos años cambiará varias veces de lugar trabajando como periodista.
A inicios de 1908 abandona su trabajo y se va a Tokio donde decide dedicarse enteramente a la literatura. Un hecho singular en este año es que durante del mes de junio escribe 246 tankas en un tiempo de 50 horas sin parar. Cien de estos tankas logran verse publicados en el número de julio de 1908 de Myōjō.
Al año siguiente, su familia finalmente se puede unir a él. Es por ese momento cuando también comenzará a escribir un diario personal usando el rômaji, o alfabeto latino, para evitar que su esposa lo pudiera leer, conocido como Rômajinikki (publicado en 1954).
En 1910 nace su segundo hijo, Sinichi que solo logra vivir tres semanas. Un golpe terrible en la vida del poeta que escribiría:
Era tarde una noche
cuando yo volví
de mi trabajo
y abracé a mi hijo
que acababa de morir.
Me
dijeron que el niño
al morir lloró
dos o tres veces
con voz apagada,
y el llanto me ahogó.
Logra pagar el entierro gracias al dinero recibido de la editorial Toundoo, una suma de veinte yenes por su libro “Un puñado de arena”. Dos meses después de la muerte de su hijo le diagnostican peritonitis crónica y tuberculosis pulmonar incurable. Ingresa en el hospital donde continuaría escribiendo poemas.
Cuando respiro,
este sonido en mi pecho
¡más solitario que el viento de invierno!
Aunque cerré los ojos nada atravesó mi mente…
sólo este vacío al abrirlos de nuevo
En el mes de marzo del año 1912 moría la madre de Takuboku, víctima de tuberculosis. Un mes después, el 13 de abril, fallece Takuboku a la edad de 26 años. Su último libro de poemas “Tristes juguetes” apareció de manera póstuma, en junio de 1912, seis días después del nacimiento de su hija Fusae. Su esposa moriría el 5 de mayo de 1913 padeciendo la misma enfermedad.
En su honor, el asteroide (4672) Takuboku lleva su nombre.
En una isla del Mar del Este
sobre la arena blanca de la playa
cansado de tanto llorar
me entretengo
con un cangrejo.
Menos yo, mis amigos
suben en la vida.
Le compré flores
y hablé a mi mujer
como de amigo a amiga.
Hay quienes se pasan
una larga vida
en esas nieves
con la soledad
enemiga y amiga.
Por tu mejilla resbalaba una lágrima
sin secarla,
me mostrabas un puñado de arena.
¡Imposible olvidarla!
Esta duna
que la tormenta de una noche
construyó
¿tumba de quién será?
¡Ay el silencio de muerte
de la arena
que se cuela entre mis dedos!
Por juego, cargué a mi madre en la espalda.
Sin poder contener el llanto
ni avanzar más de tres pasos
¡pesaba tan poco!
Salí huyendo
quería llorar a solas
frente al vasto mar
por siete u ocho días.
Como algún tren
a través de un páramo
esta agonía
de vez en cuando
a través de mi corazón.
Reprendiendo mi debilidad repetidas veces
y miserable preguntándome por qué soy así
fui a pedir dinero prestado
Estos últimos cuatro o cinco años
ni una vez miré el cielo
¿puede cambiar tanto un hombre?
De algún modo
me consideraba importante
¡tan pueril era!
Un perro blanco fuera del jardín
me volví
y pregunté a mi mujer sobre tener uno
Ella
esperó a que estuviera borracho
y luego susurró
varias cosas
tristes.
En
un viejo cuaderno tosco
están
escritos
la hora y el lugar de nuestro encuentro.
Aquella
mujer que lloraba en mi habitación
¿era el recuerdo de una
novela
o uno de nuestros días?
tomo el espejo
y hago muecas
todas las que puedo:
estoy harto
de llorar.
leña que yace
arrojada por el agua
al pie de la duna:
miro a mi alrededor,
intento hablarle.
mi maldito bigote
tiende a caerse
me parezco
al hombre
que detesto.
lágrimas, lágrimas
¡qué extraño!
lavo mi corazón
con ellas
y quiero bromear.
Un perro bosteza
lento, lento, lento,
junto a un camino.
Yo hago lo mismo
Mis
recuerdos a veces
se parecen mucho
al mal humor
de cuando me pongo
calcetines sucios.
Haciendo
un hoyito
en la arena
encontré
una pistola oxidada
Echado de bruces en la arena
hoy revivo aquel dolor
del primer amor.
Traducciones al español de su obra:
Takuboku. (1976). Un puñado de arena. (A. Cabezas García, Trad.) Madrid: Editorial Ayuso.
Takuboku, I. (2018) Diario en Roomaji.(M. Ito, & E. Gallego, Trads.) Madrid: Ediciones Hiperion, S.L.
Takuboku, I. (2019).Tristes juguetes. (M. Ito, & E. Gallego, Trads.) Madrid: Ediciones Hiperión.
Diario
en roomaji. Traducción: Masateru Ito y Elena Gallego. Prólogo:
Masateru Ito. Madrid: Hiperión, 2018.
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