Desde su época escolar había estado enviando sus poemas a diversos periódicos y revistas, y en 1908 se convirtió en el director de un pequeño club de haiku, donde predicaba "el reflejo de la naturaleza", centrándose en la poesía de Hototogisu.
Tras dejar la
universidad, Sekitei llegó a la capital, donde conoció a Takahama
Kyoshi. Sin embargo, no se quedó en Tokio y siguió vagando por las
ciudades y pueblos de Japón.
De vez en cuando se ganaba la vida
con trabajos ocasionales a tiempo parcial hasta que finalmente
decidió convertirse en reportero. En 1912, acudió al maestro
Takahama Kyoshi para pedirle su recomendación. Esta vez la charla
con Kyoshi se convirtió en un punto de inflexión en la carrera
literaria de Sekitei. Finalmente, se dio cuenta de su vocación y
decidió dedicarse enteramente a la escritura.
Sekitei estaba a
punto de regresar a casa cuando su hermano mayor, un joven médico
que había encontrado trabajo en un pueblo de montaña, sugirió a
Kanae que se fuera a vivir con él y trabajar como ayudante. El poeta
aceptó. Pasó unos años en las legendarias montañas de Yoshino.
Este periodo resultó ser el más productivo en la carrera literaria
de Sekitei. Las espectaculares vistas de Yoshino le inspiraron para
componer cientos de bellos poemas sobre la naturaleza.
En lo alto de las montañas
las flores se inclinan hacia abajo,
sobre todo las camomilas...
Sombras de
flores
tuve que pisarlas.
La luna sobre el acantilado...
Justo a
la puerta de la casa de baños
se arrastra desde el barranco-
esa
niebla brumosa...
Un río de
montaña
ahora está cubierto de olas-
este viento de
otoño...
En esta
soledad
ya él golpea su gong otra vez-
el guardabosques
De vuelta a Tokio, Sekitei hizo carrera literaria como uno de los miembros más prolíficos del grupo "Hototogisu". Se hizo amigo de Murakami Kijo, Iida Dakotsu, Maeda Fura y otros poetas del círculo de Kyoshi. Los haiku de Sekitei fueron ganando popularidad gradualmente. En 1921 se convirtió en redactor jefe de la revista poética Kabiya, en la que junto a sus amigos publicó nuevos poemas.
Tan alto en el
aire-
una mariposa está cruzando
este profundo barranco...
ni encima de un
tocón
una curruca arbustiva se posa-
la quinta luna...
La mejor
colección de Sekitei, Sombras de flores (Kaei, 1937), se publicó
cuando el poeta llevaba enfermo más de un año. Durante los últimos
diez años de su vida, la enfermedad le impidió escribir. Falleció
en 1951 pero los poemas compuestos en Yoshino llegaron a incluir el
nombre de Hara Sekitei en la lista de grandes maestros del haiku del
siglo XX.
Un árbol,
partido con un hacha de batalla,
la voz de un alcaudón.
Petardos para asustar a los animales.
Sombras de montañas corren
sobre la superficie de los vados.
La
luna
sobre la montaña nevada
dejó caer granizo.
Una
enredadera de arrurruz
tocó la mejilla de un leñador.
Gigantescas columnas de nubes.
El verde desprendido de la montaña
sigue el movimiento
del pez dulce atrapado.
Viento de otoño.
Dos platos,
sus
diseños difieren.
El aire vacío hecho zumbido.
Las alas delgadas
de una libélula.
Fuentes consultadas:
Alexander Dolin, The fading golden age of Japanese poetry, 2015.©
Wikipedia.org
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